El ejercicio de la Psicología no solo implica conocimientos y técnicas, sino también un compromiso ético y legal con quienes confían en nuestra labor. A medida que la ciencia psicológica avanza, es fundamental que los profesionales cuenten con lineamientos claros que jerarquicen la práctica y garanticen la seguridad y el bienestar de los destinatarios de las intervenciones.
Las y los Psicólogos somos responsables civil y legalmente, más allá del ejercicio profesional. Esto significa que nuestra labor está sujeta a normas que regulan obligaciones contractuales y extracontractuales, así como a principios de ética y deontología.
La “mala praxis” no se limita a errores técnicos: se evalúa también la diligencia, el cuidado y la actualización permanente del profesional. La correcta documentación de la historia clínica, la aplicación de técnicas adecuadas y el respeto al secreto profesional son pilares fundamentales para proteger tanto al paciente/consultante como al profesional.
El consentimiento informado, por ejemplo, asegura que cada persona reciba información clara sobre su proceso de atención y participe de manera libre y consciente en las decisiones sobre su cuidado.
El paciente/consultante tiene derechos y el psicólogo, obligaciones. La regulación profesional asegura que la práctica esté enmarcada en normas legales y éticas, fomentando la excelencia técnica y moral. La actualización constante, el respeto a las normas Nacionales y Provinciales, y la adhesión a los Códigos de Ética del Colegio de Psicólogas y Psicólogos de la Provincia del Chaco y de la FEPRA son la base para un ejercicio responsable y seguro de la Psicología.
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